jueves, 2 de diciembre de 2010

El origen de julio y agosto

En el año 44 a. C., por iniciativa de Marco Antonio, y para halagar la vanidad de Julio César, el mes de Quintil —el cual duraba antes 30 días—, fue renombrado Júlium —de donde se desprende la forma castellana julio
Y en el año 23 a. C., por incitativa del Senado Romano, y para halagar la vanidad de Octavio Augusto, el mes de Sextil —el cual duraba antes 30 días—, fue renombrado Augústum —de donde se desprende la forma castellana agosto—, y se agregó a éste un día 31, el cual fue substraído de febrero —el cual duraba entonces 29 días, y desde entonces se quedó con sólo 28—.
Debido a estas series de ajustes, febrero es el único més del calendario con 28 días, mientras los otros 11 muestran cierta alternancia entre 30 y 31. Y para mantener esta alternancia, y evitar que tres meses seguidos durasen 31 días, septiembre pasó a tener 30 días, octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31.
Cuando a Tiberio se le planteó la idea continuar la práctica, dando a su vez su nombre a septiembre, éste desestimó la idea de darle seguimiento a esta práctica, al externar sus dudas sobre qué ocurriría cuando ya se hubiese reasignado nuevos nombres a todos los meses.

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